19 de febrero de 2007

19 DE FEBRERO

Un día como hoy de hace cuatrocientos años se cometió en Roma un crimen contra la libertad de pensamiento. No fue el único, es cierto, pero si fue el primero. Hablo de Giordano Bruno, el filósofo de Nola que murió por defender ideas contrarias a la iglesia católica. Cuentan que camino del campo de fiori donde se había preparado la pira, animado por la presencia de público, gritaba en favor de su inocencia y en defensa de sus ideas. Los monjes que le acompañaban, muertos de miedo, mandaron callar al hereje y como no lo hiciera, ordenaron al verdugo que le impusiera silencio. El verdugo atravesó entonces un clavo en horizontal de carrillo a carrillo cuidando de coger la lengua y otro en vertical sellando así sus labios. Dos clavos en forma de cruz adornaron su boca y Bruno no volvió a decir palabra alguna... un detalle: un poco antes de arder, los monjes que acompañaban al reo le ofrecieron la cruz para que se arrepintiese. Bruno volvió la cabeza despreciando así el perdón de la iglesia.
No entraré en más pormenores, siete años de tortura en una celda de la inquisición dan para mucho castigo, cualquiera puede leer su biografía y lo entenderá perfectamente. Me quedo con la metáfora. Una cruz de clavos sella su boca y una cruz se le ofrece como arrepentimiento. Nadie captó en ese momento que Bruno llevaba su propia cruz. Esa que cuatrocientos años después aún le recuerda. Esa cruz calló su discurso esa mañana, pero no sus ideas ni su actitud. Tras su muerte, una marea de libertad inundó la filosofía, los hombres de pensamiento libre leyeron sus obras y fueron capaces de entender aquello que la iglesia aún hoy niega.
Roma reconoció a finales del siglo XX que Galileo tenía razón. Aún esperamos que haga lo mismo por Bruno, pero no, con Bruno no se trata de que un planeta se mueva o que una estrella esté en el centro, con Giordano se trata del pensamiento libre, de la posibilidad de negar lo que el dogma defiende y eso no se puede consentir. Al menos no esta iglesia, que vive de dogmas y engaña con dogmas. Mientras haya ideas que incomoden los dogmas vamos por el buen camino. Estamos pensando libremente.
Por último nadie se acuerda de los hombres "justos" que condenaron a Bruno...pobres diablos que se queman en el infierno del olvido. Para ti Belarmino, para ti, Severina. Brindemos hoy en una cena (por favor, de cenizas) por el espíritu libre de Giordano Bruno.

Eudaimonia Enesti.

No hay comentarios: