7 de marzo de 2007

QUE SALGAN

La derecha (no se si todavía seguir llamándola así) continúa saliendo a la calle. Aquello que antes les daba tanto miedo, aquello que era de hippis y rojos, mira tu, se ha convertido en uno de sus juegos favoritos. Se citan por el móvil que es tope de moderno y quedan, siempre los mismos, en el mismo sitio y a la misma hora. Se fotografían y dicen cosas, gritan, gritan mucho y creen que por gritar tienen más razón. Me da pena (y risa, no creáis) esta derecha que ya no habla del juicio del 11M, esa verdad que buscaban tan afanosamente y que querían saber a costa de todo y de todos ya les interesa menos. Uno a uno, van testificando aquellos que tienen algo que declarar y dicen, lo que todos sabíamos menos aquellos que aun sabiendo la verdad mintieron, aquel día, los siguientes y el resto de sus días.
Recuerdo muchas imágenes inquietantes de aquella masacre y de los momentos posteriores, pero me llamó la atención un adelanto del informe semanal de aquel sábado, en el que un hombre, entre sombras, decía que había visto a una persona de raza caucásica salir o entrar en la furgoneta de la que ahora se habla. Aquella noticia nunca vio la luz, supongo que por vergüenza ante la evidencia de que la mentira no debería hacerse más grande. En fin, fueron malos momentos para todos y sobre todo para los que tenían que salvar el culo. Debe ser tristísimo pasar a la historia como el ministro mentiroso, o el presidente que no escuchó a su pueblo en un clamor contra la guerra de gentes que ya quisieran para sus manifestaciones de sábados por la tarde.
Que salgan, los quiero en la calle, aunque no sean siquiera la sombra de los que salimos por la paz cuando de reclamar la paz se trataba. Los quiero en la calle. En otros sitios empiezan a darme miedo

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