23 de noviembre de 2006

ABRIR LOS OJOS


La madrugada del domingo, cuando tu y yo volvíamos a casa miramos al cielo para ver si, por casualidad, divisábamos algún meteoro . Nuestra búsqueda fue vana. La ciudad, ese monstruo de luces nocturnas humo y ruidos, no nos permite ver el cielo estrellado.

Hablamos entonces de otras noches en la oscuridad de los campos donde sí se hacía posible la promesa de la belleza que encierra un cielo cuajado de estrellas. Las vacaciones en Punta da Piedade (donde fuimos tan felices) y su cielo nocturno. Los cielos estrellados a las afueras de Venecia o las lunas de Agosto de Arroyomolinos.Nada de esto es hoy posible en este otoño extraño de esta Barcelona que muestra, en la oscuridad de su noche sin estrellas, sus entrañas de vieja y sabia prostituta a la espera.Y sin embargo, un poco antes de llegar a casa, volvimos a mirar. Por si acaso, y porque sabíamos que, tras todas aquellas capas de imposibilidad, recorrían el cielo ellas, las leónidas, fieles a su cita, imperturbables y eternas. Y por un momento las vimos en la luz de la noche, donde la vista ya no es necesaria.

Abre tus ojos, lechuza de Minerva, extiende tus alas y que tu luz nos guíe hacia la sabiduria y la sabiduria nos haga libres y la libertad nos haga felices.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Joé tio que poesia......... ¿hablas igual que escribes??? pok yo no se hilar tres palabras como esas......

Gato con Guantes dijo...

Tampoco es para tanto... :p
Por cierto: ¡acuérdate del índice!

Unknown dijo...

Quien pudiera vivir en un Manhattan sin estrellas, pero iluminados con sus luces de neón..

demasiado urbanitas, algún día se nos olvidarán que existen las estrellas y el olor a tierra mojada.