Decía Ezra Pound que la mejor manera de distinguir un mal poema de uno bueno es esa hora borrosa que se situa justo tras la llamada del despertador y antes del desayuno. Momento en el que el sentimiento aún no se ha dejado sorprender y la prisa es todavía una amenaza lejana.
Estoy de acuerdo con él, pero sólo a medias. En mis sucesivas pruebas sólo he conseguido situar en el lado de los buenos poemas aquellos que ya me lo parecían la noche anterior y en el lado de los malos aquellos que ya había situado allí en lecturas anteriores a esa hora tan difusa.
Con todo entiendo el mensaje. Amaba la belleza y la ponía a prueba. O se ponía a prueba. Que hable hoy de Ezra es porque he vuelto a sus cantos después de todo este tiempo y me he encontrado, de nuevo, con su poesía que tanto he amado.
La aurora entra con sus pies diminutos
como una dorada Pavlova,
y yo estoy cerca de mi deseo.
Nada hay en la vida que sea mejor
que esta hora de limpia frescura,
la hora de despertarnos juntos.
3 comentarios:
no se como puede gustarte ese poeta tan facha!!!!
En ese poema no me parece que lo sea. Y que la persona lo haya escrito sea facha no quita belleza a los versos.
Lo malo no es leer un poeta facha o marxista. Lo malo, lo peor es pensar que la belleza tiene ideologia. O que se puede poner al servicio de ésta
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